domingo, noviembre 30, 2014

La Iglesia

Todos debemos ser tratados por igual porque todos somos humanos. Sin embargo todos tenemos gustos o preferencias, ideas, costumbres distintos, y también tenemos derecho de poseer y practicar esa libertad y que los demás la respeten. Aún así, con lo distintos que somos, seguimos teniendo mucho en común...

No es justo que se generalice a quienes pertenecen a un grupo, institución, comunidad, estado o país, sólo por unos cuantos. Nadie tiene una etiqueta o un chip que le ordene cómo y qué pensar o ser. En una familia no todos piensan igual; tampoco en una escuela, empresa, oficina, religión o iglesia.

En una familia hay quienes conservan costumbres de antaño, quienes optan por renovarlas y quienes prefieren tener otras. En una empresa u oficina, hay elementos que prefieren trabajar bien y otros que no. En la iglesia hay personas buenas y otras que no lo son. Aún en el gobierno, hay ambas partes...

A propósito de la libertad de pensamiento y expresión, cada quien puede poseer las ideas que le parezcan, lo único que no me parece coherente ni sensato, es generalizar. Cualquiera puede creer cualquier cosa respecto a las religiones. Y en relación con ello, pienso que en la iglesia...

...hay personas que cometen abusos, y quienes son cómplices de estos, pero también hay personas que los denuncian, alzan la voz y luchan contra ellos.
Hay personas que sólo llegan y se sientan, y personas que escuchan.
Hay personas egoístas y personas generosas.
Hay personas corruptas, pero también personas honestas.
Hay personas soberbias y personas humildes.
Hay personas que sólo buscan bienestar y beneficio personal, y personas que buscan el de los demás.
Hay personas que sólo hablan de la vida de Jesús y personas que hablan de la palabra de Dios y de la realidad que muchos viven actualmente.
Hay quienes sólo recitan oraciones y quienes rezan, quienes piden por los demás, oran por justicia y actúan.
Hay quienes sólo entran a la iglesia, pero hay quienes además de la iglesia, entran a la cárcel, al hospital, al asilo o al orfanato, a visitar a sus hermanos.
Hay personas que cierran su mente, y otras que la abren, piensan.
Hay personas que también despiertan, descubren la verdad y la exponen a sus hermanos.

Es verdad que dentro de la iglesia existen muchas personas vacías, inconscientes y malintencionadas, pero también hay activistas, personas analíticas y con buenas intenciones. En la iglesia también hay personas que levantan la voz, que luchan y que despiertan conciencias. Hay personas que exponen lo que hace el gobierno y las porquerías del sistema.

No todos los miembros de una institución son iguales.

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