sábado, abril 13, 2013

Una página del diario

Cada vez que visito una escuela encuentro muchas cosas diferentes, siempre hay niños con distintas necesidades, carencias y problemas. Y aunque sean niños grandes, de primero a sexto grado: un trastorno, un desbalance, un suceso, puede llegar a afectarles mucho... Es por ello que sin importar el grado o edad, necesitan atención; si no cuentan con ella en casa, es también tarea del docente intervenir, en la medida que sea posible, para lograr un mayor bienestar, un mejor desenvolvimiento de su persona, una mejor calidad de infancia.

En esta ocasión solo había diez alumnos en el aula, diez niños con personalidades y costumbres diferentes, diez niños que tienen la infancia, el juego y la pereza en común, entre otros. Niños que después de un corto lapso de trabajo, empiezan a quejarse, como si no tuvieran ánimos, como si no quisieran poner nada de su parte, solo jugar y nunca trabajar. Tal vez vienen cansados o preocupados de sus casas y quieren un momento de tranquilidad... o tal vez en sus casas se la pasan jugando, viendo tv, escuchando música, frente a la computadora, etc. y al llegar a la escuela, extrañan el ambiente de su casa y no quieren trabajar. Es lo más probable... Por ello es importante hacer las clases atractivas y utilizar el juego didáctico de vez en cuando. Sin embargo, aunque hay alumnos que en algún momento se rehúsan a trabajar y lo hacen para llamar la atención y buen trato que probablemente en casa no les dan; algunos otros solo lo hacen porque están muy acostumbrados a querer ser flojos, a no querer trabajar, sin motivo alguno. Aprendí entonces que en algún momento, o en muchos, puede ser sano ignorar sus quejas o necedades, o decir "haz lo que quieras", observar, esperar y descubrir sus límites; lo cual en ocasiones los hace reaccionar y dejar de quejarse si ven que sus compañeros sí están trabajando.

Aprendí también que hay niños en los que el maestro puede apoyarse para mejorar y tal vez acelerar el ambiente de trabajo y aprendizaje, esos niños que son veloces al trabajar y terminan antes, pueden ayudar a sus otros compañeros, niños persuasivos que pueden ser líderes positivos. Aprendí también que por desgracia hay otros niños que manipulan a sus compañeros y utilizan su habilidad de liderazgo en un sentido negativo, que buscan aprovecharse de sus compañeros, queriendo imponer autoridad, sin importar afectar a otros e incluso ser crueles tanto moral como físicamente. Que estos últimos niños pueden llegar a ser una amenaza, peligrosos.

Aprendí que todo lo anterior es muy cotidiano, que ya lo había escuchado, pero no lo había vivido tan de cerca, pero tengo muchas cosas por aprender y supongo que descubriré que hay casos mucho peores y consecuencias realmente trágicas en situaciones como estas.

Solo queda decir que, los padres tienen que aplicarse en la instrucción de valores en sus hijos, los maestros deben seguir dicha instrucción y de no haberla, al menos iniciarla dentro de sus posibilidades, tanto en alumnos como en los padres, los adultos tienen en general que incitar al uso de los valores. Valores es una palabra escrita simple, solo son siete letras, pero significa mucho, engloba muchos conceptos, sentimientos, actitudes, pensamientos, acciones. La aplicación de esta palabra, puede salvar una vida o muchas.