domingo, enero 17, 2010

Algo Dos

Con 83 años sobre sus hombros y espalda, analizaba y reflexionaba sobre los años que no vivió, si, aquellos que se dan por perdidos o se desperdician porque solo se hace nada, las ocasiones buenas y malas en las que se involucró, las acciones en las que participó y por supuesto acerca de aquellas personas que fueron parte de su vida, marcaron algo en él o; hicieren historia con él.

Parecía dolerle tener eso en la conciencia, aunque nada fuere tan grave como para exaltarse... Le parecía un  error haber conocido algunos lugares y personajes, supuso que existieron personas que no debió haber conocido, hasta algunas con las que tuvo gratos momentos, le causaría ventaja no haberles conocido, pero en fin... le parecía que su vida, ya estaba concluyendo y no tenía nada por hacer más ahí, los errores que haya querido enmendar, no tendrían más remedios y los triunfos, no podía mejorarlos.

Su estancia en Venecia era acompañada de la soledad y el aburrimiento, nada le parecía más degradante que su vejez en ese instante. Simplemente una imagen desoladora, hijos por ningún lugar... sucede que, nunca quiso una responsabilidad cotidiana o normal, no quería un compromiso de esos que la gente hace y toma "obligadamente", si, así es como él llamaba a tales formas de vida, pero tal vez no pensó en un solo futuro, tal vez ni siquiera sabía que; esos compromisos "obligados" también irradiaban y contagiaban felicidad, igualmente, que significaban querer y ser querido, también estar acompañado en algún futuro.

De alguna manera el deseaba suprimir memorias que formaban partes esenciales de su vida, pero para todo, ya era tarde, y, a pesar de todas las sustancias dañinas que había consumido en esos 83 años, parecía no verse afectado, ni siquiera poseía un resfriado, como si todo lo que le había dado a su cuerpo hubieren reforzado su salud, era casi ilógica su saludable vejez, por el contrario; sus deseos eran acabar sus respiros en la tierra pronto.. así que solo dejó de ingerir lo necesario para sostenerse, hablar y respirar. El viejo Owen dejó de alimentarse... para las 20:36 de aquel 17 de enero del '52, ya no necesitaba oxígeno alguno en los pulmones, ya era hora de algún sepulcro o velorio... nadie le extrañare, seguro el gobierno extrañaría, pero sus impuestos, seguro por eso, descubrirían el cadáver, en putrefacción.

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