domingo, mayo 27, 2012

Encargados

Ser maestro, docente o licenciado en educación: no indica dedicarse a estar solo detrás de un escritorio, hablar y hablar; no es sinónimo de llevar solo libro y bolígrafo; no se relaciona simplemente con el pizarrón, plumón o gis, el salón y la escuela como edificio; no equivale a llegar, "transmitir conocimientos" e irse. Es algo no precisamente complejo, sino más profundo y significativo, es tener muchos hijos dentro de un aula, dentro de un intervalo de tiempo determinado al día, es tratarlos con cariño y respeto pero sin dejar de lado la parte estricta de la formación. Es tener interés en todos y cada uno de ellos, porque simplemente son felices e inteligentes; porque tienen problemas, porque tienen cargas mucho más pesadas en ocasiones que los adultos mismos, y esto debe ser raíz de preocupación nuestra, es buscar lo mejor para ellos porque son pequeños y ellos no merecen sufrimiento alguno.

Es buscar su progreso y superación, encontrar problemas detrás de un disfraz de sonrisas, concederles el perdón rápido y oportuno, dejando claras las faltas y enseñándoles a no volver a cometerlas. Es también admirar el ingenio con que se desenvuelven, la imaginación que los mueve, la inteligencia innata que poseen, es reírte de sus gracias y abrazarles si se sienten tristes.

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