sábado, febrero 19, 2011

Algo Dieciocho

Cuando tenía 18 años el alcohol ya era un problema en mi vida, del que se habían derivado varios más.


Viví así durante años y no quise prometer ni proponerme no volver a cometer tal desobediencia o auto atentado.


Gracias a Dios seguía vivo y sano, pero si no me detenía, eso podía cambiar.


Hasta hace algunos meses aún iba a la escuela, tenía familia y criterio; tenía que conservarlos y si caía de nuevo en el alcohol sería fácil perderlos…

Después de cinco semanas de estar en juicio y de haber obtenido conciencia, caí de nuevo en el vicio, en el destructor vicio del alcohol. Fui a parar a un acceso en el que me maltrataron como nunca antes, al encontrarme con ex convictos, y distintos tipos de personas con todo tipo de caracteres y debilidades así como enfermedades mentales. Me sentía de lo peor, como nunca antes me había sentido y ese lugar me parecía más que un martirio o castigo, el mismo infierno…

Podría describir todos los malestares y tristezas que sentí pero, en serio sería un terrible dolor recordar esas malditas vivencias.

Nunca le desearía todo lo que me sucedió y lo que hice a nadie. Solo se que las consecuencias finales hasta ahora han sido, haber perdido a mi familia por completo, no se en donde se encuentran, y mi cerebro está más perdido que nunca…

Hoy por hoy tengo 81 años, lo contrario de cuando ya era un completo alcohòlico... pero la diferencia es que; ya no tengo riñones sino una zonda en reemplazo, un hígado destrozado y una dignidad perdida y para terminar, un profundo e infinito arrepentimiento...

0 comentarios:

Publicar un comentario