sábado, febrero 20, 2010

Algo Cuatro

Ese lunes era un día lleno de entusiasmo para Helen, si, efectivamente iniciaría su vida académica. La mañana de ese lunes de verano en Brasil, solo se dedicaba a saltar y reír de la emoción que le provocaba el iniciar convivencias con infantes de su edad, todo parecía ser perfecto...

Helen y su madre se dirigieron al preescolar, para posteriormente tomar el primer día de clases. "El lugar no es perfecto, pero seguro estarás bien" pensó la madre, mientras Helen respondía un indudable Si...

En el primer día, la mayoría no estaba tan entusiasmado como Helen, muchos chicos lloraban y querían salir de ahí como si en casa existiera algún imán, la chica buscaba conversaciones con los demás pero eran realmente pocos quienes contestaban, por supuesto, primer día, timidez es lo que abunda, pero ella tenía tanta alegría dentro que estaba dispuesta a esperar el tiempo que fuera necesario para empezar a disfrutar la estancia con sus compañeros.

Una semana después de su ingreso, Helen fue sometida a una repentina operación, puesto que sus ojos habían dejado de funcionar bien... entonces fue necesario el uso de lentes, por lo que iniciaron las molestas burlas y críticas degradantes, fue entonces cuando la idea de estar en convivencia con sus pequeños compañeros, no le pareció tan divertida. El sufrimiento y desprecio comenzaron a ser como el pan de cada día en el jardín, Helen parecía vivir un solitario infierno durante la etapa, entonces se comprometió con sí misma; de cualquier manera tenía que vengarse de quienes habían despedazado su infancia.

Cuando entró a la primaria, ya era costumbre escuchar distintas expresiones que pretendían tan solo burlarse de ella, entonces ya no era algo raro, de hecho, Helen había acostumbrádose a tal ambiente. Los años solo pasaron, tal costumbre parecía afectarle cada vez menos, pero el rencor seguro seguía dentro... Helen logró llegar al fin de la universidad, y seguramente con no mucho entusiasmo como en el primer día de su preescolar... Y precisamente, había graduadose como Educadora de Preescolar, algo que nadie habría imaginado, ella había olvidado todo el dolor que en esa etapa le provocaron.

Solo empezó a poner en práctica sus estudios, inició su trabajo en un jardín de Recife, capital de Pernambuco, de hecho desde sus inicios como educadora, trabajó en el más importante preescolar de tal capital... Cada día había risas, llantos y distintas expresiones con los niños, había una tranquilidad y felicidad enorme en el aire, era el espíritu infantil. Después de unos meses de vivir así, Helen recibió una nueva alumna en clase; su aspecto era casi igual a los demás, excepto por algo que parecía sobrarle en la cara: eran unos lentes, y fue entonces cuando llegaron recuerdos a la mente de Helen...

El salón parecía dar vueltas, pero pronto se estabilizó, y recibió a la chica tan tranquila como pudo... pero no podía evitar sentir esa rabia dentro, esa rabia que con los años había olvidado pero que silenciosamente creciendo seguía, y al parecer, ese era el día en que estallaría la bomba...

Helen estaba confundida y trataba de distraerse con los chicos, pero en ese momento, surgieron algunas risas y expresiones que parecían insultar a la nueva alumna,  fue cuando Helen no pudo contenerse y con las tijeras que en mano tenía, atacó inconscientemente y con demasiada rabia encima a todos los chicos de su clase, mientras algunos intentaban salir del salón, pero en vano lo hacían, pues la perilla de la puerta era tan alta que no podían alcanzarle y los gritos parecían ser escuchados por nadie, las ventanas cerradas estaban. La ultima chica con vida era precisamente la nueva, esa que le hizo recordar su terrible y rebatada infancia, entonces Helen exclamó "si mueres, ya nadie se burlará de tí, así que te haré un favor"...

Helen sailió de la institución con el pretexto de comprar unos artículos para una actividad, decidió huir lo más lejos posible, sabiendo que, en poco tiempo, a causa de lo sucedido, la buscarían por todos lados...

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