Un magisterio dividido, sin aparentes fuerzas para luchar, apático,
siguiendo las órdenes que da el general, líderes sindicales que pactan
con el patrón, sumisos ante lo que el ejecutivo dicte, no importa la
educación ni la calidad de ésta y mucho menos la situación laboral del
docente que encima de tener un salario bastante bajo, tiene que cargar
con todas la reformas, parches y remiendos que se le hagan a las leyes
que rigen a la educación, la cual está encaminada a un modelo
privatizador de manera paulatina y, donde cada docente de su precario
salario tendrá que modernizar su atmosfera de trabajo si no quiere
quedarse a la zaga. Hacerle más agujeros al cinturón para poder
conseguir sus propios equipos de cómputo para “modernizarse” y así estar
a la altura de una “educación de calidad”. Será con recursos propios
porque está prohibido pedirle dinero al padre de familia y esto para
darle cumplimiento al artículo tercero constitucional que dice que la
educación que imparta el estado será gratuita, más no así aquella
educación que impartan los particulares.
La educación
pública se irá asfixiando poco a poco, pues al no existir recursos
económicos que garanticen la modernidad en la infraestructura física de
todos los planteles del país, estos seguirán deteriorándose aún más y
si de por si algunos ya son obsoletos con las reformas laborales y no
educativas que realizan los legisladores, harán que la educación
pública colapse. Ahí en esos momentos entrarán al rescate ¿Quiénes cree
usted? Adivinó, en los momentos más críticos que están por venir, la
iniciativa privada que ya se frota las manos, continuará como ya lo
hace, desacreditando al actual magisterio como lo vemos a diario en las
televisoras y en el momento oportuno asestará el golpe final y
ofrecerá una alternativa para los mexicanos, tendrán instalaciones
llamativas con una mejor infraestructura de la que actualmente tiene la
escuela pública y todos aquellos padres que caigan en el juego
llevarán a sus vástagos a la escuela privada. El cambio se realizará
gradualmente, entrará así como lo hace la humedad, como el cáncer que
va socavando la salud sin que el paciente se entere y cuando se dé
cuenta del engaño será demasiado tarde, porque ya nada podrá salvar a
la educación pública y el pueblo tendrá que pagar su propia educación.
Actualmente
vemos a diario en la televisión la forma tan vil de algunos
comunicadores como desacreditan al maestro, a esos compañeros que
salieron a las calles a protestar en contra de una reforma que va en
contra de los interese no sólo del magisterio, sino del pueblo mismo.
Los grupos de poder saben bien las maneras de como enriquecerse aún
más, saben que después del narcotráfico y de los hidrocarburos, donde
más dinero se moverá es en la educación, sino, solo de usted una
vueltecita por las actuales escuelas privadas y se dará cuenta del
mundo de dinero que se mueve en torno a éstas, pues al entrar en éstas,
se le cobra hasta por el aire que respira dentro del plantel y todo
trámite a realizar tiene un costo económico. Y estos maestros que están
en las calles, el gobierno los ve reptar, piensa que son una enorme
serpiente y ellos, los de saco y corbata, los dueños de muchas empresas
y del dinero, afilan sus garras de águila para dar el zarpazo final el
cual ya se encuentra a la vuelta de la esquina, pues en el senado de
la República se le están dando las últimas pinceladas a lo que será la
última morada de la Educación Pública en México.
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