La blancura
viste nuestro pecho,
Reflejando
la paz del alma,
De un
espíritu que fuerza carga
Y que con su
luz crea destellos.
Destellos
que ciegan la injusticia
Que iluminan
el rincón de la ignorancia
Que le da
vida al árbol de la grandeza
Mil y un
cosas que son actos de proeza.
De una vida
dura y llena de labor
De cansancio
extremo y quizá desesperación
Y de un
futuro incierto y de lucha con fervor
Así yo veo
la docencia y necesita dedicación.
El acto
diario de enseñar al niño
De jugar con
él y de ensuciarse
Tenerlo consigo a lo largo del año
Premiando sus risas y su aprendizaje.
Tenerlo consigo a lo largo del año
Premiando sus risas y su aprendizaje.
Por ello creo que no es de temer
Y mucho menos de dejarse vencer
Porque ser docente es complicado
Y quizá más, el ser formado.
Sin importar lo doloroso que sea
Y de lo lejos que de mi hogar esté
Esta idea conmigo siempre llevaré
Y aunque dé tropiezos, me levantaré.